Hace unoas dos o tres semanas la sequía parecía que llegaba a su fin, con tres días de lluvias consecutivos. Entre bromas, el Giovani (un compañero del diario, mi editor) decía:
- Parece que ya llegó el Play Land Park porque ya está lloviendo.
La llegada del Play Land Park (un parque de diversiones viejísimo. Tanto que ya era viejo cuando yo aún no tenía edad para subirme al Gusanito) es señal de que las fiestas de Cuenca están a la vuelta de la esquina.
Pero cuando eres periodista ese anuncio de fiestas viene cargado con el mensaje que de ley habrá que trabajar esos días. Porque viene el Correa, porque hay la Parada Militar, que los desfiles de las parroquias, que la elección de la Chola Cuencana… Además hay de dar temas especiales para esos días.
No pasaron más de dos días de esa ocurrida broma hasta que mis temores se materializaron… Debía trabajar durante las Fiestas de Cuenca… - de ley el día de la dichosa parada militar hay un solazo-, me dije.
Eso, más la fiesta que me planeaba dar durante el feriado perfilaban a este 3 de Noviembre en particular, como un arduo día de labores, con Parada Militar incluida.
- Los mismos carros de siempre, pero cada año más viejos, dijo un tío al enterarse de mi penosa misión.
Yo solo asentí pensado en que las canas de ese hombre eran un sinónimo de sabiduría. ¿Además, qué puedes escribir si, además de haber visto siquiera unas 10 veces ese mismo desfile en vivo o en la tele, el cuento ese de los bravos guerreros que cuidan nuestra heredad de la intrusión del cobarde enemigo no calza desde 1998, cuando el Jamil firmó la paz con Perú?
Además que con esos tanques no creo que se pueda cuidar ninguna heredad... envejecen al mismo ritmo del Play Land Park…
Pero como no me metí en este oficio para quejarme, la primera previsión que hice -a regañadientes- fue ahorrarme un día de fiesta (el 2 de noviembre solo celebré hasta las 22:00 y no hasta las 04:00 como es usual en esa temporada).
Es que, cómo no hacerlo, cómo no salir… si en esa temporada la presuntamente conventual Cuenca luce repleta de curvilíneas costeñas (conocidas en la comarca como monas) que alegran la vista del cuencano, acostumbrado a la geometría de nuestras coterráneas que es mucho más lineal o mucho menos rimbombante (por explicarlo de alguna manera).
En las calles es esas odas a la simetría (osea las monas) pululan por doquier. Como consecuencia es la época más propicia para hallar cuencanos volcados en las calles admirándolas. La cantidad de jóvenes morlacos matando el tiempo en la vía pública es sólo comparable con lo que ocurre en agosto, cuando nos desplazamos al balneario de Salinas para ver cuencanitas sobre la arena, con sus siluetas rosadas producto de la exagerada exposición al sol.
Muchos (por no decir todos) esos transeúntes desocupados albergan la esperanza de que las festividades de su noble ciudad le tengan guardada una “inesperada” velada romántica con una costeña. Claro, si crecimos con la afirmación de los amigos foráneos de que las cuencanas son guapísimas, la consecuencia lógic es pensar que esa afrimación se extiende a los cuencanos también.
Pero no siempre las propietarias de esas siluetas se aventurarán en el tórrido y apasionado romance (evnetualmente sí, pero el morlaco no es tan 'lanzado' como dicen los costeños y eso representa un serio 'handicap' en la conquista de la costeña).
A pesar estar completamente conciente de esa realidad, el joven cuencano arma en su imaginación el encuentro mientras se acicala para la velada. Aunque no pase nada, vale la pena pagar las exageradas tarifas de los bares en esas fechas para averiguarlo por nuestra cuenta. Si no hay monas (o si hay y no le paran bola) el cuencano ya se arregalará para emborracharse descontar cada dólar que pagó en el bar.
- Porque no hay peor gestión que la que no se hace, como dice la sabiduría popular.
Lo más grave es que el Play Land Park ya mismo se va y la lluvia que provocó el chiste del Giovanni parece que solo fue para recordarnos que la pachanga de las fiestas no sería completa.
Digo, es un tema serio... Incluso el ministro de Electricidad, Esteban Albornoz (cuencano y conocedor del temporal azuayo) dijo: - Es la primera vez que no llueve en Fiestas de Cuenca... Lo hizo durante la rueda de prensa en la que anunciaba el inicio de un cronograma de apagones para romper el hielo con sus interlocutores (prensa corrupta).
Por suerte fue solo la lluvia señor Ministro, porque este año parece que las monas llovieron más que nunca por las tierras australes...